Manuel se encuentra solo en su taller, frente al motor que ha sido el proyecto de su vida. Sus manos tiemblan, su respiración se agita. Sabe que está a punto de alcanzar la gloria… o de perderlo todo. En ese instante aparece una figura del pasado: el sargento Burdina. Con él trae un cheque, sí, pero también el peso de antiguas culpas. Manuel acepta el dinero, pero algo no encaja. ¿Es una ayuda o una trampa encubierta? Esa duda lo persigue mientras las sombras crecen sobre La Promesa.
Y no es la única tormenta. En el palacio se avecina el juicio de Cruz. Alonso, desgarrado por dentro, no sabe en qué creer. Quiere defender a su esposa, pero la semilla de la sospecha ya ha sido sembrada. Leocadia, en cambio, tiembla de miedo. Si Cruz sale libre, su influencia dentro de La Promesa podría desmoronarse. La tensión es insoportable.
Mientras tanto, un encuentro inesperado conmueve los cimientos emocionales de varios personajes: Ángela finalmente conoce a Eugenia. La mujer que parecía un fantasma del pasado, ahora se muestra cálida, elegante y entrañable. El vínculo que Eugenia tiene con Curro despierta en Ángela un profundo deseo de entender más. Tras el encuentro, corre a contarle a Curro lo feliz que está. Esa cercanía no es casualidad… es el inicio de algo mucho más fuerte.
En secreto, Catalina y Adriano han tomado una decisión que podría cambiarlo todo: casarse. Lo harán lejos de las miradas inquisitivas de Leocadia. Eligen a Simona como madrina, un gesto que la llena de orgullo, pero también la abruma. El peso de ese compromiso no es solo simbólico: es una promesa de protección.
Sin embargo, el peligro económico acecha. Catalina sabe que si Luján les retira su ayuda financiera, lo perderán todo. Y mientras los novios tejen su red de secretos, Rómulo y Emilia se enredan en sus propios dilemas. Él, distante y hermético; ella, atrapada por un pasado que no termina de soltarla. Cuando finalmente Pla decide enfrentar a Emilia sobre su relación con el mayordomo, solo encuentra evasivas. ¿Está Emilia escondiendo algo? Todo parece indicar que sí.
En un giro que nadie esperaba, Petra —sí, la misma Petra que siempre fue dura como el acero— sorprende a todos al conseguirle trabajo a Alicia en la panadería. Un gesto que abre un pequeño resquicio de esperanza. Pero nadie baja la guardia. ¿Ha cambiado realmente Petra, o todo forma parte de un nuevo plan?
La tensión se duplica en el taller de Manuel. Aparece una oportunidad única: puede adquirir maquinaria a precio de saldo para fabricar sus motores. Pero no hay tiempo. Si duda, lo pierde todo. El ingeniero debe convertirse en estratega, en líder, en apostador.
Curro, por su parte, no aguanta más el peso del silencio. Decide contarle todo a Eugenia. Le confiesa su verdad: no es solo un sirviente, sino un heredero que ha vivido bajo una identidad falsa tras la muerte de Hann. La reacción de Eugenia es fulminante. Corre a enfrentar a Alonso. “Tú sabes quién es realmente mi hijo”, le grita. Y Alonso no puede esquivar la verdad por mucho más tiempo.
En paralelo, Petra sigue sorprendiendo con su nuevo rostro compasivo. Pero los sirvientes, heridos por años de maltrato, no confían. Las heridas están frescas.
Catalina y Adriano, decididos a sellar su unión lejos de las garras de Leocadia, confían su boda al padre Samuel. Saben que si se descubre, las consecuencias serán brutales. Pero ya no hay marcha atrás.
Curro sigue investigando la muerte de Hann. Cada pista lo acerca a una verdad incómoda. Empieza a sospechar de alguien que nunca pensó implicado. Pero antes de acusar, debe acercarse más… arriesgándose a caer en una trampa mortal.
Y mientras todo arde en La Promesa, una sombra crece sobre Simona. No hay noticias de Toño. Manuel intenta tranquilizarla, pero ella no puede evitar temer lo peor: ¿Y si su hijo ha huido con el dinero? ¿Y si ha vuelto a caer en el abismo de su pasado?
Pla, dolido tras su conversación con Emilia, enfrenta a Rómulo. El ambiente entre los sirvientes se vuelve hostil, cargado de reproches no dichos. Y justo en ese instante, Lóe y Curro planean un viaje clandestino al casino de Villalquino. Sospechan que allí pueden descubrir la verdad detrás del envenenamiento de Hann… y de la traición de Basilio. Pero para moverse necesitan fondos. Curro acude a Ángela, quien, sin dudar, le roba a Leocadia. A cambio, le exige una promesa: que de ahora en adelante, no le oculte nada.
Este nuevo pacto los une más que nunca. Mientras, Petra, rota por dentro, encuentra en el padre Samuel el único apoyo real. Su soledad ya no puede más.
Finalmente, Toño regresa. Pero la alegría de Simona se apaga de inmediato. El joven está cambiado, inseguro, distante. Manuel lo mira con decepción. ¿Dónde quedó el muchacho prometedor que imaginaban?
Eugenia, en medio de todo este caos, vuelve a sonreír. Gracias a los hijos de Catalina, redescubre el sentido de familia. Siente un cariño especial por el pequeño Andrés. Pero su felicidad amenaza a los de siempre. Lorenzo y Leocadia ven en su renacer una amenaza a su control.
La gota que colma el vaso cae cuando Eugenia confronta a Leocadia con una verdad aplastante: sabe quién es el verdadero padre de su hija. Leocadia, desesperada, corre a aliarse con Lorenzo. Su plan es siniestro: convencer a Alonso de que interne a Eugenia en un sanatorio. Quieren silenciarla. Quieren borrar su voz… y con ella, parte de la verdad.
Pero la boda secreta de Catalina y Adriano se avecina. Todo está listo, todo ha sido planeado para que pase desapercibida. Sin embargo, en La Promesa cada secreto encuentra oídos, cada paso deja huella. Y lo que parecía un triunfo silencioso, puede convertirse en un escándalo imparable.
Mientras Curro y Lóe se preparan para enfrentar a Basilio en Villalquino, saben que están al borde del abismo. Si fallan, lo perderán todo: la verdad, su seguridad y quizás sus vidas.
En este escenario de promesas rotas y lealtades puestas a prueba, cada personaje está obligado a elegir su bando. El pasado vuelve con fuerza. Las decisiones se tornan irreversibles. Y en ese cruce de caminos, todos deben recordar la promesa que una vez hicieron: proteger, amar, descubrir, resistir.
Pero cuando la traición se esconde en cada rincón, ¿quién mantendrá su palabra hasta el final? ¿Y quién elegirá salvarse, aunque eso signifique perderlo todo?