El episodio 590 de La Promesa, que se emitirá el miércoles 7 de mayo, llega cargado de tensión, emociones encontradas y una atmósfera de sospecha cada vez más sofocante. Las intrigas alcanzan un nuevo nivel de intensidad cuando Curro, cada vez más inquieto, empieza a atar cabos sobre el pasado oscuro de su padre Lorenzo. ¿Y si no solo fuera manipulador… sino también el asesino de Yana?
Todo comienza cuando Curro comparte con Pía y María Fernández una terrible sospecha: Lorenzo está tratando deliberadamente de provocar una recaída psicológica en doña Eugenia. La mujer, aún frágil tras haber regresado a La Promesa, se encuentra en un estado vulnerable, y Lorenzo, lejos de mostrar apoyo, se muestra irónico, hiriente y manipulador. Curro, convencido de que su padre esconde algo, comienza a preguntarse si este comportamiento cruel podría estar relacionado con la muerte de Yana.
En una escena cargada de tensión, Curro baja a las dependencias del servicio buscando claridad. Allí encuentra a Pía y María, quienes al escuchar su relato intercambian miradas llenas de miedo. Curro no solo teme por Eugenia, sino que insinúa que Lorenzo podría haber sido el autor del asesinato de Yana. “He oído cosas… su forma de hablar, de mirar a mi madre… hay algo que no encaja”, afirma con voz temblorosa.
Mientras se empieza a formar un pacto silencioso para descubrir la verdad y proteger a Eugenia, en otro rincón de La Promesa se gesta un evento que debería ser motivo de celebración: la boda secreta entre Catalina y Adriano. Decididos a unirse sin esperar la aprobación familiar, convencen al padre Samuel de oficiar la ceremonia en secreto. La emoción invade a Simona cuando se entera de que será la madrina. Orgullosa, se lo cuenta a Candela con lágrimas en los ojos, sintiéndose valorada y querida como nunca.
Sin embargo, la felicidad de Simona es empañada por un temor profundo: su hijo Toño, al que Manuel ha confiado una misión importante en Puebla de Tera, no da señales de vida. Los viejos fantasmas del pasado regresan a la mente de Simona. Conoce bien los errores de su hijo y las malas compañías que ha frecuentado. Aunque desea creer que esta vez todo saldrá bien, el miedo a que haya recaído en su comportamiento destructivo la consume.
Por si fuera poco, la calma aparente se rompe también con la revelación más desgarradora del capítulo: Eugenia descubre que no fue Lorenzo, sino su propia hermana Cruz quien asesinó a Yana… estando embarazada. Una verdad brutal, que se clava como puñal. Lorenzo, lejos de suavizar el golpe, le recuerda con frialdad que fue él quien envió a Curro a la guerra siendo apenas un niño. Las heridas se reabren. El pasado, que nunca quedó atrás, irrumpe con fuerza para destrozarlo todo.
En paralelo, la situación entre Martina, Jacobo y Curro también se complica. Martina se encuentra atrapada entre su prometido y el amor prohibido por su primo. Jacobo, cada vez más sospechoso, la enfrenta con dureza. Martina se ve obligada a elegir entre seguir mintiendo o confesar una verdad que podría destruir su compromiso y deshonrarla.
Mientras tanto, Petra, que intenta demostrar que ha cambiado, presencia un momento íntimo y comprometedor: un beso furtivo entre María Fernández y el padre Samuel. Esta escena, presenciada en silencio, podría tener repercusiones devastadoras si llega a saberse. Petra calla… por ahora.
Y si hablamos de heridas que no cicatrizan, Rómulo descubre que Pía está indagando sobre su pasado con Emilia. Esta revelación lo deja devastado. Aunque su rostro permanezca firme, en su interior se remueve un dolor que ni los años han logrado aplacar. El pasado llama a la puerta de todos, pero no todos están preparados para abrirla.
Así, entre sospechas de asesinato, amores escondidos y secretos que amenazan con salir a la luz, La Promesa alcanza uno de sus capítulos más oscuros y explosivos. ¿Es Lorenzo el verdadero asesino de Yana? ¿Podrán Curro, Pía y María Fernández descubrir la verdad antes de que sea demasiado tarde? ¿Se salvará Eugenia o será silenciada para siempre? ¿Y qué será de Toño?
Una cosa es segura: nada volverá a ser igual. Porque en La Promesa, hasta el amor más puro puede hundirse bajo el peso de las mentiras. Y la verdad, aunque dolorosa, siempre termina saliendo a la luz.