La mayor bomba estalla justo donde nadie lo esperaba: Ricardo, que había comenzado a asumir el rol de nuevo mayordomo jefe con orgullo y entusiasmo, no solo no es ascendido… también es apartado de su puesto. La humillación es doble y el golpe, demoledor. Tras haber sido ilusionado por el resto del servicio —incluso recibió la chaqueta de gala como símbolo del reconocimiento colectivo—, el anuncio de la llegada de un nuevo candidato lo deja en shock. La responsable de esta jugada fría y calculada no es otra que Leocadia, quien, una vez más, mueve los hilos desde las sombras.

Leocadia nunca fue partidaria de Ricardo como sucesor de Rómulo. A pesar de su experiencia, su lealtad y su entrega, ella quiere alguien que se ajuste a su visión del poder en el palacio. Al parecer, Cristóbal Ballesteros, el misterioso nuevo aspirante, cumple con ese perfil. Su llegada no solo deja a Ricardo fuera de combate, sino que lanza un mensaje claro al servicio: nadie está seguro, y Leocadia manda más que nunca.

Pero la matriarca no se conforma con una sola batalla ganada. Ahora, su nuevo objetivo es boicotear los avances de Manuel, especialmente en el desarrollo de los motores. En su cruzada silenciosa contra los hombres que no puede controlar, intenta minar el trabajo del joven marqués. Sin embargo, no contaba con una figura que empieza a brillar con luz propia: Enora.

Tras descubrir que las mejoras en los motores no son obra de Toño, sino de Enora, Manuel no duda en ofrecerle un puesto dentro del equipo. Admirado por su inteligencia y visión, decide integrarla oficialmente al proyecto. Enora, hasta ahora relegada a un segundo plano por su condición de mujer, empieza a ganarse un espacio a base de mérito y creatividad. Y eso, en La Promesa, es más subversivo de lo que parece.

Mientras las intrigas internas hierven, el amor también busca su lugar en medio del caos. Curro, tras abrir su corazón en una emotiva confesión, ha conseguido lo que parecía imposible: que Ángela decida quedarse en La Promesa. La joven, que había contemplado la idea de huir para siempre, toma la decisión más valiente: plantarle cara a su madre y luchar por su futuro al lado del lacayo. Su permanencia en la finca no será fácil, pero su determinación ha conmovido a muchos y ha encendido una chispa de esperanza en Curro, que ya no se siente solo.

Por su parte, Catalina y Martina comienzan a enfrentarse con una amenaza de otro calibre. La llegada del Barón de Valladares, un influyente arrendatario, desencadena un nuevo foco de tensión. Las decisiones que han tomado junto a Adriano para modernizar la gestión de la finca ahora comienzan a tener consecuencias. El barón, acostumbrado al antiguo régimen, no ve con buenos ojos los cambios y no duda en presionar, dejando entrever que su paciencia tiene límite.

El conflicto entre las dos primas se profundiza. Martina empieza a ver con recelo las posturas de Catalina, que insiste en mantener una línea progresista y firme, incluso si eso significa enemistarse con la nobleza. Mientras tanto, Adriano, cada vez más involucrado, se convierte en testigo incómodo de una guerra que amenaza con escalar a niveles más personales.

Y en medio de todo este huracán emocional y político, la investigación sobre Joyerías Llop toma un nuevo rumbo. Curro encuentra en el periódico una noticia que podría cambiarlo todo: una pista inesperada que reabre posibilidades que parecían descartadas. Sin perder tiempo, acude a Pía y Vera, quienes lo reciben con entusiasmo, conscientes de que cada detalle puede acercarlos a la verdad sobre el secuestro del hijo de Pía y la misteriosa conexión con la red de joyerías.

El trío investigador retoma su cruzada, ahora con más determinación que nunca. Lo que parecía una venganza personal podría esconder una trama aún más turbia. ¿Quién está realmente detrás de Joyerías Llop? ¿Qué relación hay entre los movimientos financieros de la firma y la desaparición del niño? Las preguntas se multiplican, pero también la sensación de que están a punto de descubrir algo grande.

Y aunque la marcha de Rómulo aún pesa como una sombra silenciosa sobre el palacio, tanto los señores como el servicio tratan de centrarse en lo positivo: por fin ha encontrado la felicidad junto a Emilia, lejos de las presiones y los conflictos de La Promesa. Su ausencia, sin embargo, ha dejado un vacío imposible de ignorar. Ya no hay un mediador firme y justo entre los dos mundos que conviven en la finca. Y eso, poco a poco, se nota.

La aparente calma con la que se esperaba el cambio de mayordomo se ha transformado en un campo de batalla. La Promesa entra en una fase de reconfiguración interna, donde los antiguos equilibrios ya no sirven, y donde cada personaje deberá redefinir su lugar. Ricardo, humillado. Leocadia, más poderosa que nunca. Enora, emergente. Ángela y Curro, enamorados y amenazados. Martina y Catalina, divididas. Y los secretos, como siempre, amenazando con explotar.

Los próximos episodios no traerán solo drama: traerán consecuencias. Porque cuando los silencios se rompen, las máscaras caen… y los enemigos muestran sus verdaderos rostros.

¿Te gustaría que preparara también el spoiler extendido de los capítulos 634 o 635, con foco en los enfrentamientos entre Catalina y el Barón, o en el triángulo Leocadia-Ricardo-Cristóbal?