En los próximos episodios de Hercai, el miedo, la culpa y los pecados del pasado regresan de la forma más inesperada. Yaren, atrapada en sus propias mentiras y ambiciones, comienza a vivir algo que roza lo sobrenatural: afirma haber visto al fantasma de Harun.
Una aparición que congela la sangre
Todo empieza una noche, cuando Yaren, atormentada por remordimientos y miedos, escucha pasos en su casa vacía. En medio de la oscuridad, una silueta se dibuja ante ella. Es Harun, o al menos, eso cree ver. Su rostro pálido, su mirada acusadora… y una frase que hiela la sangre de Yaren:
“Yo no he terminado contigo.”
Desde ese momento, Yaren comienza a perder el control. Afirma que Harun la sigue, que su sombra está en cada rincón de la mansión, que sus susurros no la dejan dormir.
¿Culpa, locura o una venganza del más allá?
Los que rodean a Yaren piensan que su mente está empezando a ceder bajo el peso de las culpas. Después de todo, Harun murió en circunstancias extrañas y Yaren no está libre de responsabilidad.
Pero hay algo que nadie puede explicar: objetos que se mueven solos, puertas que se cierran sin viento, y espejos que reflejan cosas que no están allí.
Incluso Esma y Azize comienzan a preguntarse si la maldición que envuelve a esa familia ha despertado algo que debería haber permanecido enterrado.
Yaren al borde del abismo
Aterrada, aislada y cada vez más inestable, Yaren comienza a preguntarse si está perdiendo la razón… o si realmente el espíritu de Harun ha vuelto para ajustar cuentas. La amenaza parece clara: “No descansaré hasta que pagues lo que me hiciste.”
Y mientras todos dudan de ella, Yaren empieza a dudar de sí misma. ¿Puede escapar de algo que quizá no sea de este mundo?
Conclusión:
En Hercai, el pasado nunca muere… y las culpas tampoco. El supuesto fantasma de Harun se convierte en la pesadilla que consume a Yaren.
Pero la verdadera pregunta es: ¿es un espíritu que busca justicia… o la conciencia de Yaren que la arrastra hacia la locura?
La respuesta está más cerca de lo que imagina… y mucho más peligrosa.