“Si me voy, será contigo… pero si me quedo, es porque quiero luchar por mí.”
La semana del 7 al 11 de julio en La Promesa viene cargada de decisiones valientes, revelaciones que lo cambian todo y regresos que nadie esperaba.
Todo comienza con un acto de amor inesperado.
Curro, movido por la urgencia del momento, se atreve por fin a abrir el corazón. Frente a una Ángela con un pie fuera del palacio, declara sus sentimientos con una sinceridad conmovedora. Lo que parecía el fin, se transforma en un nuevo comienzo.
Ángela, desgarrada entre el deseo de huir y la esperanza de quedarse, toma la decisión que nadie anticipaba: se queda.
Pero su permanencia no será tranquila. Leocadia, su madre, no puede tolerar esa traición. Creía haber ganado, haber borrado de su camino la amenaza que representaba su hija. Ahora, con Ángela aún en el palacio y más fuerte que nunca, sus planes se desmoronan como un castillo de naipes.
La joven doncella, por su parte, se enfrenta no solo a su madre, sino también al marqués de Andújar. La tensión crece.
Sin embargo, por primera vez, Ángela no se esconde. Está dispuesta a pelear por su vida, su amor y su verdad. Y Curro la acompaña. Ambos, decididos a no dejarse doblegar por nada ni nadie.
Mientras tanto, la partida de Rómulo sigue causando estragos.
El vacío que deja es profundo, y aunque Leocadia se apresura a cubrirlo con su candidato de confianza, Cristóbal, el nuevo mayordomo no convence. Su presencia genera incomodidad, su estilo frío contrasta con la autoridad serena de Rómulo, y Ricardo, quien soñaba con ese puesto, ve cómo se le escapa la oportunidad entre los dedos.
Pero el regreso que realmente sacude los cimientos del palacio es el de Santos.
El joven criado vuelve a La Promesa, pero no encontrará brazos abiertos. Cristóbal no le facilita las cosas. La reincorporación se convierte en un verdadero desafío: Santos tendrá que demostrar que todavía tiene un lugar en esa casa que ya no es la misma que dejó. El tiempo juega en su contra, y cada paso en falso puede ser el último.
En paralelo, las tensiones administrativas se disparan.
El varón de Valladares lanza una advertencia directa: las decisiones de Catalina y Adriano podrían tener consecuencias fatales para el equilibrio del palacio. Pero Catalina no da un paso atrás.
En un movimiento audaz, plantea una alternativa propia. La confrontación con Alonso se hace inevitable. Y entre los susurros del poder, las alianzas se redefinen.
Lejos del palacio, en el hangar, se cuece otra historia.
Manuel descubre la verdad: las ideas brillantes que creyó salidas de la mente de Toño son, en realidad, obra de Enora, la silenciosa ayudante. El engaño lo enfurece, pero también lo inspira.
Frente al genio oculto de Enora, Manuel toma una decisión que podría cambiar su destino: la contrata formalmente como ingeniera, reconociendo públicamente su talento.
Enora, que nunca había esperado más que el anonimato, se encuentra ahora en el centro de una nueva realidad. Por fin es vista. Por fin es valorada. Y con ella, La Promesa da un paso hacia el futuro.
Así se dibuja la semana:
Una batalla entre pasado y presente, entre lo que se esperaba y lo que realmente ocurre.
La casa se divide entre quienes intentan mantener las apariencias… y quienes están dispuestos a romperlas para encontrar su lugar.
Con luchas de poder, historias de amor que resisten la tormenta y mujeres decididas a no dejarse silenciar, la calma en La Promesa vuelve a ser solo una ilusión.
¿Será esta la semana en que todo cambie para siempre?