La semana del 5 al 9 de mayo en La Promesa marca un punto de inflexión. Con el regreso asombroso de Eugenia, los cimientos del palacio tiemblan bajo el peso de antiguos secretos y nuevas revelaciones. La mujer que todos creían perdida ha vuelto, lúcida, fuerte y decidida, y no está dispuesta a dejar que su historia quede en el olvido.
Todo comienza un lunes lleno de inquietud. La presencia de Eugenia desconcierta a la servidumbre, que murmura entre pasillos, incapaz de entender cómo ha regresado ni qué pretende. En silencio, frente al ventanal, Eugenia contempla los jardines, aquellos mismos que compartía con su hermana Cruz, mientras una pregunta rompe la calma: “¿Dónde está Cruz?” Su voz firme y desafiante no acepta evasivas. Alonso intenta mentirle con palabras suaves, pero Eugenia ya no es la misma. Su memoria ha vuelto con fuerza, recordándole cada traición, cada mentira. Y una figura destaca con creciente desconfianza: Leocadia.
Eugenia lanza una advertencia envenenada a quien ahora ocupa el lugar de su hermana: “No te acomodes demasiado, nada dura para siempre.” Leocadia, pálida, siente por primera vez el miedo de perder su poder. En paralelo, el sargento Burdina anuncia que el juicio por el asesinato de Yana se acerca, una amenaza latente para la familia Luján. Las máscaras están a punto de caer.
Mientras tanto, en la cocina, el rumor de la recuperación de Eugenia corre como pólvora. Pía ve una oportunidad para seguir investigando el pasado de su madre, retomando los pasos de Yana. Pero Curro, su amigo fiel, la detiene. “Mi madre acaba de volver. No puedo arriesgarme a perderla de nuevo”, le suplica. Sin embargo, el destino no les dará tregua.
Eugenia, paseando por el palacio, encuentra a su hijo Curro limpiando botas. La escena la impacta: su hijo, nacido para una vida noble, reducido a lacayo. “¿Qué significa esto?”, le pregunta, herida y furiosa. Curro, con vergüenza, intenta explicarle cómo ha cambiado todo. Pero Eugenia no acepta justificaciones. Marcha directo hacia Alonso y lo enfrenta sin piedad: “¿Cómo pudiste permitir que mi hijo viva así?” Alonso, atrapado, apenas logra balbucear. El poder de Eugenia crece con cada palabra.
Afuera, Martina se aísla en los jardines, perdida en su tristeza, hasta que Curro la envuelve en un abrazo que, aunque silencioso, dice más que mil palabras. Desde lejos, Jacobo observa con celos y desconfianza.

Ángela también queda impresionada con Eugenia. “Ahora entiendo quién eres, Curro”, le dice con una mezcla de admiración y ternura. Lejos de todo, Catalina y Adriano toman una decisión radical: aceptar casarse en secreto. Eligen a Simona como madrina, confiando en su discreción para mantener todo oculto de Leocadia.
Pero el peligro acecha. Petra, sorprendiendo a todos, cambia de actitud y busca redimirse, consiguiendo trabajo para-Alicia y pidiéndole al padre Samuel que le dé la noticia. ¿Será sincera o solo una nueva máscara?
Pía, desesperada por encontrar una salida para su hijo, confronta a Emilia, convencida de que el pasado con Rómulo esconde la clave para la ayuda económica que necesita. Emilia, sin embargo, está atrapada entre lo que debe decir y lo que teme revelar. ¿Tendrá el valor de romper su silencio?
El martes 6 de mayo, la tensión no da tregua. Manuel y Toño luchan por reunir el dinero para la maquinaria agrícola que podría salvar su proyecto. Pero cada minuto cuenta, y perder esa oportunidad sería desastroso.
En el corazón del drama, Curro decide enfrentar a su madre con la verdad. Entra a su habitación decidido, con el alma temblando: “No soy quien tú crees. Soy hijo de Dolores, una doncella.” Eugenia queda atónita. “¿Y Yana?”, susurra. “Era mi hermana. Y fue asesinada.” La revelación la sacude. Llena de furia, va directo al despacho de Alonso y lo acusa sin piedad. El marqués no puede esconderse más.
Mientras tanto, el comportamiento amable de Petra sigue causando sospechas. Las doncellas se preguntan qué se oculta detrás de ese cambio tan repentino. Catalina y Adriano, decididos a no esperar más, piden al padre Samuel que los case en secreto.

Curro, obsesionado con hacer justicia a Yana, busca a López. El hombre, leal a Yana, acepta unirse a la causa. “Haré lo que sea necesario”, promete. Pero cuanto más se difunde la investigación, mayor es el peligro.
Eugenia y Leocadia siguen chocando. Cada cruce en los pasillos es una batalla silenciosa. “Este palacio guarda secretos que podrían destruirte”, le advierte Eugenia. Leocadia comienza a temer de verdad.
El miércoles 7 de mayo amanece con una calma inquietante. Las sombras del palacio ocultan verdades a punto de estallar. En una pequeña capilla entre los jardines, Catalina y Adriano sellan su amor en secreto, sabiendo que cualquier error podría costarles todo.
Mientras tanto, las tensiones crecen, las alianzas se redefinen y los secretos se agolpan, listos para salir a la luz. Eugenia ha regresado para quedarse. Su sed de justicia es tan poderosa como peligrosa, y nadie podrá detener la tormenta que se avecina.
En La Promesa, nada volverá a ser igual. El destino de cada personaje pende de un hilo, y la verdad, por fin, exige ser escuchada. ¿Están todos preparados para lo que viene?