Spoiler: Primer beso, conflictos familiares y secretos que arden en La Promesa

¡Hola, promisers! En el más reciente capítulo de La Promesa hemos sido testigos de uno de los momentos más tiernos y románticos de la serie: Curro y Ángela finalmente se dejaron llevar por sus sentimientos, regalándonos una escena delicada, elegante y muy esperada. El encuentro fue natural, emotivo, y se nota la impecable dirección detrás de cada gesto. Con la habitación de Curro vacía gracias a la ausencia del padre Samuel —quien está en plena celebración matrimonial— la oportunidad fue perfecta. El resultado: una escena que muchos fans van a atesorar.

El actor que da vida a Curro demuestra una vez más su gran talento, y su química con Marta Costa (Ángela) es sencillamente desbordante. La interpretación de ambos aporta una autenticidad maravillosa. Sin duda, el elenco actual de La Promesa, tanto el fijo como los personajes episódicos, ha sido siempre una elección acertada. Pero pasemos a otras tramas que también han dado mucho que hablar…

Empecemos por Martina, que últimamente parece estar perdiendo el rumbo. Desde que está con Jacobo, su carácter ha cambiado drásticamente. El barón de Valladares lo expresó con claridad: Jacobo es un “sosainas”, y su influencia está convirtiendo a Martina en una joven caprichosa y testaruda. Su enemistad con Catalina ha alcanzado niveles absurdos: ambas se comportan como niñas peleando por un juguete, en este caso, el famoso 25% de las tierras. Martina insiste en segregarlo y gestionarlo a su manera, olvidando que cuando ese terreno pertenecía a Margarita, ella también lo explotaba de forma independiente.

¿Recuerdan aquella reunión con la duquesa de Cerezuelos, cuando se habló de criar cerdos en esa porción de tierra? Hasta Lorenzo, cuando arrebató esas tierras a los Luján, planeaba seguir el enfoque moderno de Catalina. Ahora Martina quiere actuar como si esa división no fuera habitual, como si estuviera innovando. Y claro, sus peleas con Catalina son solo una repetición de lo que ya ocurrió el año pasado con Leonor. A este ritmo, Manuel será su próximo objetivo.

Manuel, por cierto, también ha tenido su momento de protagonismo al plantar cara a Leocadia. El enfrentamiento fue contundente y, para muchos, necesario. La escena en la que Leocadia abandona la conversación ofendida resultó de todo menos elegante. Está claro que no posee ni educación, ni modales, ni respeto. Manuel, sin perder la compostura, le expuso sus razones con claridad, pero Leocadia reaccionó con una actitud más propia de una niña caprichosa que de una dama. Está quedando en evidencia.

Afortunadamente, Manuel ha sido el primer Luján que se atreve a ponerle límites. Leocadia ha actuado durante mucho tiempo sin freno, como vimos también en su conversación con Petra sobre el nuevo mayordomo. Y si, como muchos sospechan, ella es la asesina de Jana, el único que podría hacerle frente con firmeza es Manuel. Pero debe tener cuidado: Leocadia ya ha eliminado a los Izquierdo y no tendría problema en involucrarlo en un crimen falso, como hizo con su madre.

Pasemos ahora al marqués Alonso, quien también ha decepcionado a muchos. En su reunión con el varón de Valladares, permitió que este insultara abiertamente a su hija y a su yerno, llamándolo “conde del abriego” sin pestañear. ¿Dónde quedó el carácter de Alonso? ¿Dónde quedó su rol como padre y anfitrión? En lugar de defender a su familia, optó por la diplomacia y el silencio. Un verdadero marqués habría exigido respeto o, de lo contrario, habría mostrado la puerta de salida. La falta de reacción fue frustrante y dejó mucho que desear.

Finalmente, llegamos al desenlace de los duques de Carril. López se despide de ellos, y aunque en un principio parecía que había buena sintonía, el duque se ha mostrado molesto, lo que ha generado preocupación. Particularmente, por doña Amalia, cuya situación parece más triste de lo que imaginamos. Muchos se preguntan por qué permite los abusos de su esposo, pero basta ver cómo se comporta el duque para entender que doña Amalia es una mujer sometida. Incluso Federico, su hijo, ha sufrido bajo la mano dura de ese padre. La familia está claramente rota, y no podemos sino sentir pena.

Esperamos con ansias que esta no sea la despedida definitiva de los duques. Federico necesita reencontrarse con su hermana, y tanto él como su madre deben plantarle cara al duque. Esta trama tiene un potencial enorme y sería una pena que no se continuara. Si el problema es que el palacio de los duques es una locación exterior, no hay inconveniente: que los traigan a La Promesa. Si otros personajes han llegado de visita y se han quedado años, ellos también podrían hacerlo.

Y hasta aquí el resumen de este capítulo tan cargado de emociones, tensiones y cambios. Recordad dejar vuestro “me gusta” si les ha gustado el análisis, suscribirse para seguir recibiendo los mejores contenidos de La Promesa, y si les apasionan las historias de época, no olviden que mi novela “Postbellum”, ambientada en la España de 1920, está disponible en Amazon. Un thriller lleno de pasión, secretos, y personajes que, como en La Promesa, lo arriesgan todo por amor, poder y justicia. Nos leemos pronto, promisers. ¡Un abrazo fuerte!